GUERRA EN EL VATICANO No 3: WOJTYLA SUPER STAR -PASTOR LLEGÓ DE LEJOS - ¿POR QUE ? WOJTYLA ...
WOJTYLA
SUPER STAR
El pasado 8 de mayo una muchacha de 18 años subió al altar en Mount Hagen para leer la Epístola. La multitud levanto los ojos
para contemplar la escena. El
oficiante era nada menos que el sumo Pontífice de la Iglesia Católica, S, S. Juan Pablo II. La señorita
Susan Kenye lucía un “traje indígena”
según L’Osservatore Romano: saya de hojas m y los pechos descubiertos. No tenemos la menor duda de que
en Papúa, Nueva Guinea, los aborígenes luzcan así según sus costumbres primitivas. Aquí
también, en algunas tribus selváticas, hay pechos en el aire. Pero lo asombroso
es que la señorita Kenye es alumna del Holy Trinity College de Mount Hagen, es católica, ha
recibido una formación moral cristiana,
y conoce tan bien el Santo
Sacrificio de la Misa, que fue designada para participar en ese oficio religioso.
¿Se trata de una simple anécdota
intrascendente? Desgraciadamente no. El hecho, descrito al detalle por el
periódico El tiempo, de Roma, es una
demostración irrecusable de la crisis en
que se debate la Iglesia de Juan Pablo II.
Porque la ceremonia más importante de la vida religiosa católica es la Misa. No se trata de una
cena conmemorativa, ni de una asamblea presidida por el
hermano sacerdote, ni de un acto folklórico.
Y desde el Santo Padre hasta lo más
humildes asistentes a dicho acto litúrgico en Mount Hagen todos
tenían la común convicción- queremos creerlo-
de que la Misa es esencialmente
un sacrificio, pese a las peligrosas
modificaciones dispuestas en los últimos años por los periti
de Mons. Bugnini asesorados por
seis pastores protestantes y un
talmudista judío. Por ello el suceso de la muchacha impropiamente presentada no
alcanza justificativo alguno. Y cuando la sorpresa parecía amainar
hicieron su aparición, en pleno
Ofertorio, unos “indígenas” grotescamente ataviados, para danzar al son de
tambores y ahuyentar a los
espíritus malignos…Por eso y mucho más
nos preguntábamos hace poco tiempo “¿Qué
diablos está pasando en la Iglesia?” (GENTE N* 469).Todo indica que Roma ha caído en poder de sus enemigos, de aquellos infiltrados que denuncio
oportuna y valerosamente el Papa
San Pio X, y tal como lo reconoció, con un pesar que de veras nos conmueve, Paulo VI, el Papa responsable
del Concilio Vaticano II y de muchas reformas
consiguientes, al anunciar la “AUTODEMOLICION” de la Iglesia y la
penetración del humo de Satanás en vez de la brisa vivificadora
del espíritu.
¿Por qué? ¿Por qué Juan Pablo II acepto esas
extravagancias en Mount Hagen? ¿Por qué
el día siguiente permitió que lo
recibieran en las islas Salomón con la
famosa y lasciva danza del vientre
unas mujeres disfrazadas de indígenas
con apenas un taparrabos por toda
vestimenta? Es una falta de respeto que
gravita sobre las autoridades eclesiásticas que prepararon semejante programa. Pero por lo visto la
Iglesia de Juan Pablo II quiere
adaptarse al mundo, en vez de que los hombres
se adapten a la iglesia.
¿Por qué el 10 de mayo, en Tailandia, visito
a “su santita” Vanasa Tera, jefe de los
budistas y, descalzo y descubierto, hizo dos reverencias: una a
Buda y otra a su imperturbable
anfitrión, que permaneció inmóvil? ¿Y porque acepto, como Vicario de
Cristo, sentarse en una silla colocada
estudiadamente en un plano inferior? Se
humillaba no a un hombre, Karol Wojtyla, sino
al Papa Juan Pablo II. Creemos
que el ecumenismo que con
tanta condescendencia busca el Romano
Pontífice no puede ser transigente. Sólo hay salvación en la Iglesia
Católica, porque sólo ella posee la verdad
revelada. Esta es la tradición.
Y por lo mismo ser católico – lo creemos
sinceramente es asumir una actitud de
amor hacia todos, pero de intransigencia
en la verdad y la Moral.
Poco después el Papa ha visitado Suiza, pero
no el seminario de Econe, donde la hermandad de San Pio X, fundada por
el arzobispo Marcel Lefebvre forma auténticos
sacerdotes católicos, fieles al Papa, A
Roma y a la tradición. ¿Es más
importante el monje budista de
Tailandia que el arzobispo Lefebvre? ¿Sera
preferible el seminudismo y la hechicería de Mount Hagen al rito tradicional de
la Misa tridentina, codificada y canonizada “para siempre “por San Pio
V? ¡Problemas, problemas… de una Iglesia que se deshabita! Eran más de 50,000? ¿Es verdad
que ahora superan los 80,000? Los
sacerdotes que han colgado sus
hábitos y han abandonado la ciudad de Dios para ir a la ciudad terrenal de los hombres y de las mujeres… ¿Por qué? ¿Qué falta en la Iglesia actual?
Quizá Juan Pablo II nos brinde la
oportunidad de conocer su juicio sobre
esta crisis, durante su esperada visita
al Perú.
“El pastor llegó de lejos”
Cuando el Cardenal polaco Karol Wojtyla fue designado sucesor de Juan
Pablo I “el Papa de la sonrisa”, apareció en el firmamento una estrella espiritual que sorprendió al
mundo. Por primera vez en 455 años un obispo no italiano iba a ocupar la silla de Pedro. El anterior había sido Adriano VI, antes arzobispo de Utrecht (1522-23)
El cardenal Wojtyla era un desconocido para la gran mayoría los católicos. Por eso
la elección del arzobispo de Cracovia abrió una encuesta: ¿Quién es el
nuevo Papa? Esto fue aprovechado por autores sensacionalista para publicar
libros y artículos periodísticos tejidos
con los hilos visibles de la audacia
y la imaginación, y con las finas e impalpables
hebras de la maledicencia. En “El
Pastor llego de lejos” Stefano de
Andreis y Marcella Leone insistieron en
episodios de juventud. El seglar Wojtyla habría vivido una “tierna historia de amor” mientras
participaba en el movimiento de resistencia polaco allá por los años de la segunda guerra mundial. La propia
Halina Krolohiewicz Kwiatowska,
bailarina estrella del Teatro de Cracovia, se encargó de
desmentir el infundio. (“Panorama” 31, mayo 1979). Ambos habían sido compañeros de estudios en Wadovice, pueblo natal del Papa. Esta amistad perduro durante la ocupación nazi. Participando ambos en un grupo de teatro experimental. Luego, 1945, Halina se
casó y Karol se hizo sacerdote como ya lo tenía previsto desde hacía mucho tiempo.
Si los buscadores de entuertos quieren algo más verídico
pueden bucear en la vida de San Agustín, por ejemplo, antes de que el
obispo africano se sujetara a la ley de
Dios. Así harían un servicio para
demostrar hasta qué punto es de intenso
el llamado divino y cuan grave es la
sordera que hoy sufre la humanidad.
¿Por qué Wojtyla?
Mucho más interesante es atender las razones que llevaron al cardenal Wojtyla al solio
vaticano. Aunque preparado por Jan
Tyranowsky, el verdadero “sastre místico” de Wojtyla fue el cardenal Sapieha. Entre ambos lo hicieron sacerdote en
1946, un poco de prisa. Felizmente Karol
perfeccionó sus estudios en el
Pontificio Ateneo Angelicum de los
dominicos, en Roma. Se licencio en teología
en 1948 con una tesis sobre San
Juan de la Cruz. El Padre Wojtyla
regreso a Polonia en 1949 en
tanto el cardenal Wyszynsky empezaba su
martirio en una prisión comunista, lo
que se prolongó durante siete largos
años. Sapieha, el consejero de años anteriores,
se había convertido en un pionero
del progresismo…que ha llevado a la Iglesia a la crisis del concilio Vaticano
II. El purpurado guardaba ascendencia sobre su discípulo y lo instó
a ser “puente entre el pensamiento cristiano y el amplio
campo de la cultura contemporánea”,
lo que significaba en buen romance
colaborar en algún grado con el régimen socialista de Polonia. El Padre Wojtyla aceptó cátedra en la universidad Estatal
de Cracovia.
Todavía tenía
vigencia en esos años el
pensamiento de Max Scheler, uno de los seguidores de la fenomenología. El punto básico de esta escuela es considerar
el fenómeno sin intentar
descubrir la realidad subyacente, para lo cual se vale de la institución. Esta estrategia ideológica
le resulto cómoda para esquivar problemas de la época y navegar
sobre aguas turbulentas. Allí apareció
entonces la personalidad liberal
del hombre que iba a regir
los destinos de Roma.
En el ojo de la tormenta
El Papa Pio XII, poco antes de morir nombro al padre de Wojtyla obispo auxiliar
de Cracovia. Así llego el momento
decisivo del Concilio Vaticano II, que aprobó tres errores libertad
religiosa, colegialidad episcopal, y ecumenismo transigente. El obispo polaco
participo en los debates y redacción del
controvertido Esquema XIII: La Iglesia
en el mundo actual. ¡Wojtyla estaba en
el ojo de la tormenta!
Con respecto a la libertad Religiosa, que también se entronca con la fe nomenologia del bon
vivant de Scheler, el liberado cardenal
Wyszynski, lo mismo que el
arzobispo Lefebvre, manifestaron, junto
con muchos otros obispos
conciliares, su total desacuerdo. Como diría el cardenal Ottaviani
“tolerancia sí, libertad no”.
El obispo Wojtyla participo en la redacción de la constitución Pastoral Gaudium et Spes. Allí se dice que la
naturaleza asumida por Jesucristo en la encarnación es la naturaleza concreta
de todo hombre y que en su Encarnación
ha elevado a cada hombre a la excelsa dignidad del hijo de Dios. (N* 22, A.A.S. 1966, p. 1042). ¡No tan rápido! Semejante filiación
no se concilia con el Evangelio,
que la condiciona a la adhesión y a la fe:
“A todos los que le recibieron dióles poder de llegar a ser hijos de Dios”. Había que recibirlo.
Lamentablemente el mismo error se ha
deslizado en la encíclica
Redemptor Hominis, de Juan Pablo II.
Una opción para el diablo
La Declaración sobre Libertad Religiosa
sostiene: “El derecho a la libertad religiosa permanece también en aquellos que no cumplen la obligación
de buscar la verdad y adherirse a
ella”(N* 2 A.A.S, 1966,p.931) Según los redactores de esta declaración –
Wojtyla incluido- el hombre tendría
derecho inviolable a decirle a
Dios “No te conozco” Con razón los tradicionalistas pusieron
el grito en el cielo. En cambio
el liberalismo cantó victoria. El senador
Prelot exclamó: “¡por fin la Iglesia
ha ratificado nuestras ideas!” (El
liberalismo ha sido
condenado repetidamente por la Iglesia).
La fenomenología adoptada por Wojtyla que
“pretende eliminar toda tesis metafísica” según Marías, dejaba en pie la
soberbia homínica que supera a la
adánica, porque mientras el primer pecador pretendió ser como Dios, pero no lo
negó, el del Concilio Vaticano II puede aceptar o negar a Dios.
Más aún, tiene derecho a ignorar a Dios, como quería
Carlos Marx. Con razón hasta ahora Juan
Pablo II no ha condenado al
comunismo. Lo asombroso es que citando
precisamente a Gaudium et Spes concede al mundo opción “entre
la libertad o la esclavitud”, vale decir entre Dios y el
diablo. (Conferencia en Roma, 1974. “La fe de la Iglesia”, Pamplona 1979).Todo esto nos deja perplejos. La
libertad religiosa es una Herejía
condenada dogmática y expresamente por Pio IX. En Quanta Cura y en el Syllabus. Y el ecumenismo transigente fue reprobado
por Pio XI en Mortalium
Animos porque conduce a la apostasía. .
La visita de Casaroli
Wojtyla, elemento clave en los planes del ecumenismo
transigente, mereció la atención
de Agostino Casaroli, el Ministro
de RR. EE. Sin cartera de Paulo
VI y masón desde el 28 de septiembre
de 1957 según The Herald of Freedom
8Augusto 26, 1977). Mons. Casaroli lo visito en Cracovia. La eminencia
gris de Roma, actualmente secretario de
Estado designado por Juan Pablo II, no da puntada sin nudo. Conversan. Coinciden.
La entrevista es un éxito. Poco después,
el 26 de julio de 1967, el ya arzobispo de Cracovia es
nombrado cardenal. Paralelamente se
ensancha la ospolitik o política de distensión
con el mundo socialista. La
Iglesia comienza nombrar obispos
colaboracionistas. El flamante Cardenal mantiene contactos con el grupo de cristianos de avanzada
ZNAK (signo) y en noviembre de 1971 es homenajeado por el peligroso movimiento
PAX o cristianos por el
socialismo, con motivo de sus 25 años de sacerdote. Luego, en 1973. organiza un
simposio sobre “Nueva Interpretación de los Dogmas”. Un tema audaz que oscila entre lo valiente y lo temerario.
Se busca Un Papa
En 1975 fue quizá un año clave en la vida del
cardenal Wojtyla. Su visita a los Estados Unidos para asistir al Congreso
Eucarístico Internacional que presidia el cardenal Krol,
de origen polaco, coincidió… con la llamada Iniciativa Americana en
busca de un sucesor de Paulo
VI que no fuera italiano. Las revelaciones de Malachi
Martin en su libro “El Conclave
Final” (Ed. Diana. México, 1978), son importantes porque este autor fue secretario particular
del cardenal Bea, uno de los cerebros
de la línea ecuménica del Vaticano.
Malachi Martin escribió antes de la muerte del Papa Montini: “Por
parte de algunos cardenales de Estados Unidos existe una iniciativa, que Paulo aún no
comprende, excepto que difiere con
sus propios planes, para forjar una
alianza con los cardenales polacos y alemanes” (Ib. P. 87. Citado por
Manuel Magaña en su libro Religión y Política. México, 1979).
Los contactos continuaron. Entre tanto las
finanzas del Vaticano se habían a la esfera norteamericana con Sindora, Agnelli y Marcinkus (del crack a
la logia P-2) y ya en 1973 Zbigniew Brzezinski,
el hombre del apellido imposible,
había fundado con David Rockefeller la famosa comisión Trilateral destinada al gobierno del mundo (GENTE N* 470- 71). El
cuadro resultaba de sospechoso parecido
con el Esquema XIII del Concilio
Vaticano II en cuya
redacción participo Wojtyla. El entones
asesor de Carter le llamaba
a Juan Pablo II “tío” y sostiene
que “el marxismo es una etapa
creativa en la maduración de la visión
universal del hombre…”
La elección de Albino Luciani como sucesor de Paulo VI produjo un duro impacto
en 1978. Ni la corriente progresista
que tenía en los cardenales Baggio, Pignedoli, Felice y Pironio, a papabiles connotados, ni la
iniciativa Americana que operaba con los
liberales nórdicos, logró ganar la silla
de Pedro. ¡Qué contratiempo! Juan Pablo I
era tradicionalista. En Venecia había
dispuesto una Iglesia para los sacerdotes de Marcel Lefebvre. Refiriéndose a los teólogos había dicho: “Hablan mucho de Dios en lugar de ayudarnos a hablar con Dios “. Al
Vaticano II prometió seguirlo, pero “con precauciones”. En suma, era una piedra
en el camino. 34 días después la piedra
estaba removida, por Dios o por el diablo.
Un Papa Liberal
Juan Pablo II es un Papa liberal. Su amor por
la humanidad, su deseo de unión y fraternidad, le impulsan a la armonía hasta extremos que el Tradicionalismo no comparte. Y, sin
embargo, el Papa es por su propia investidura el jefe nato del Tradicionalismo.
Y no puede ni debe dejar de serlo. Su
carisma y su espíritu de misión le ganan
simpatías que la sociedad de consumo explota ofreciendo la imagen de
un Wojtyla Super Star, pero las
reformas derivadas del Concilio Vaticano
II han despoblado los seminarios, excepto los de San Pio X que aumentan
de año en año vocaciones y
ordenaciones.
La
Misa y el sacerdocio están
desnaturalizados por el ecumenismo transigente. ¿Cómo explicar el homenaje
de Juan Pablo II a Lutero, el gran apostata y blasfemo, enemigo
implacable de la Iglesia y singularmente
de la Misa? ¿Cómo explicar esas
ceremonias seudo- religiosas con los
protestantes en Londres y en Washington,
donde su Santidad oficio ante episcopaliano, anglicanos, luteranos,
ortodoxos, metodistas, bautistas y presbiterianos?
La
religión está bordeada de misterios.
Pero la conducta de los hombres le agrega
estos otros que desgraciadamente
no son fecundos como aquellos. No
obstantes estas reservas debemos
reconocer con plenitud al Vicario de Cristo y mantener fidelidad
a Roma, al Magisterio y a la
Tradición. Por lo demás, Juan Pablo II es un celoso defensor de los valores de la vida, la familia y la educación cristiana.
Quiere un clero militante
que haga de su atuendo una
confesión de fe. Le debemos respeto y obediencia con el discernimiento aconsejado
por la misma Iglesia. Pero sobre todo le debemos una oración para que salve las dificultades que lo ciñen.
El
pueblo del Perú hará bien en acompañar
su aplauso con una preparación
espiritual firme en la fe de
Cristo. Téngase presente: oración es más que ovación.
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