GUERRA EN EL VATICANO No 2 : EL VATICANO ESTÁ INVADIDO - CONFUSAS DESVIACIONES
Juan Pablo
II. Trajina
incansablemente por los cuatro
rincones del mundo en una permanente romería de unidad cristiana. A su paso millones de
seres humanos lo aplauden con calor y se emocionan hasta el delirio ante su ancha sonrisa y su seráfico
carisma personal. Pero luego su
estela espiritual se esfuma rápidamente
y recobra nitidez la tremenda realidad: los conventos siguen despoblándose, las vocaciones en general,
Clérigos y religiosas cuelgan los
hábitos y se mudan de la ciudad de Dios
a la urbe terrena los que aún quedan, desobedecen al Papa
sin fundamento y visten de cualquier modo, quizá porque el gallo ha vuelto a cantar tres veces. Algunos viven
más cerca de la tradición y muchos
definitivamente alejados de ella,
obnubilados por falsas doctrinas
repetidamente condenadas por la iglesia, presas del ecumenismo a costa
de la verdad y del temporalismo que
desacraliza su misión sustantiva. La “autodemolición” advertida
y confesada por Pablo VI.
Prosigue su labor petardista. Al cabo repregunta vulgar adquiere inusitada vigencia: ¿Qué diablos está pasando en la iglesia?
El Vaticano está invadido
Ha estallado una sórdida confrontación
entre tradicionalistas y modernistas. Ya podrán argüir lo contrario ciertos repetidores de consignas engañosas. Lo evidente no necesita
probanza. Es cuestión de tener ojos de ver y oídos de oír. Y, por supuesto, un poco de memoria:”
(Los
modernistas) traman la ruina de la
iglesia no desde afuera sino desde adentro; en nuestros días el peligro está casi en las entrañas mismas
de la iglesia y en sus mismas
venas “. San Pio X (1903 – 1914).
En su Encíclica “Pascendi”. El Vaticano esta
invadido.se lucha en todos los
vericuetos de la curia romana. La nueva teología pretende fundamentar la
religión en los balbuceos de las primeras comunidades cristianas
como si todo lo posterior fuese
falso. El ardid, el engaño, el encubrimiento, aquello que en el mundo
profano se conoce como “quinta columna” está en funciones.
Desde todos los ángulos y a todos los
niveles se realiza el coordinado
avance de las fuerzas
aliadas para destruir la Iglesia. Se detecta fácilmente los siguientes ataques: El hombre cobra una importante central desplazando a Dios.
Los
nuevos catecismos trasmiten los
errores de la teología de la liberación, es decir de la interpretación herética sujeta
a la manipulación marxista. Por otro
lado los liberales sostienen
la libertad religiosa y disparan
las frases de siempre nadie es dueño de la verdad, cada uno tiene
su verdad, etc., que minan la columna
dogmática en que se asienta todo el edificio: la verdad revelada que la Iglesia enseña infaliblemente. Los racionalistas apoyan con
brío este afán demoledor. Desde otro
lado parte el ataque marxista, concepción materialista y dialéctica de la
realidad. Se oye desde lejos, allende los mares, la sentencia del obispo de
Cuernavaca: “es imposible el reino de
Dios sin el pensamiento marxista”. Esta
inclinación al progresismo, síntoma
confundible del método de Marx, conduce
a una preocupación obsesiva por la promoción humana con perjuicio de la finalidad específica
de la Iglesia, cual es la salvación
de las almas.
El ya mencionado temporalismo es de los
peores errores infiltrados en la Iglesia
post-conciliar. Y la conduce al
campo adversario mediante los “cristianos
por el socialismo”.
Confusas desviaciones
¿Qué quieren los revoltosos? La
democratización de la Iglesia y su
gobierno colegial, que contradice la organización monárquica establecida nada
menos que por Jesucristo. El sufragio
universal no puede estar en las miras religiosas. Pertenece a otro orden
de cosas.* La politización del clero
va aparejada a estas confusas desviaciones. Obispos ostentan – lo sabemos bien en el Perú- o lo
han ostentado, el símbolo revolucionario dela hoz y el martillo. Y se hace
guerrilla desde el púlpito y desde el monte, pese a los llamados de atención del Santo
Padre, en muy diversas partes del mundo.
El ecumenismo
falsificado que corre por los
pasillos del Vaticano pretende
desdibujar la Fe tentando superar el antagonismo entre Cristo
y el mal a costa de la propia
pureza de la liturgia. Estamos en el
tema más grave de todos. La nueva Misa:
“se aleja de manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología
católica sobre la Misa” según los cardenales Ottaviani y Bacci en su carta a Paulo VI. Y allí da su batalla el arzobispo Marcel Lefebvre en defensa de la
misa tradicional, codificada por San Pio V, la misma que no puede ser abolida
porque según el propio Santo todos los Sacerdotes están facultados “para
siempre “a cantarla rezarla sin que ninguna autoridad por alta que sea pueda
obligarlos en contrario.
La Iglesia conciliar, en su obsesión de
ecumenismo y reunificación con los “hermanos separados”, ha permitido la
presencia de seis observadores luteranos y un talmudista judío en los trabajos
del Concilium para la reforma de la liturgia. Así se explica el cambio en la Misa. Y allá van las oraciones judías de la bendición de la comida
utilizadas como ofertorio. Y se ha negado la participación de estos
observadores aduciendo que no podían hablar en las reuniones plenarias. ¿Y en las
comisiones?¿ y en los pasillos? Monseñor Baum
de la conferencia Episcopal
Norteamericana reveló, sin embargo que: “No están simplemente ahí como observadores sino también
como consultores y participan
plenamente en las discusiones sobre la renovación litúrgica católica “ ( Detroit News., 27 –
VI- 1967). Resultado: el consistorio protestante de Augsburgo confirmo que
ahora pueden celebrar la nueva Misa católica. Así de sencillo. Cabe preguntarse
¿Quién cedió? La iglesia católica cedió.
¿Esto es posible? ¿La verdad puede pactar
con el error? Por eso la pregunta
ya formulada: ¿Qué diablos está pasando
en la iglesia?
Los católicos
lo menos que pueden estar, es desconcertados. ¡La iglesia ha conmemorado
a Lutero! increíble pero cierto. El Papa
ha visitado el templo Luterano y ha rezado. Confiemos en los altos y
misteriosos designios de Dios. Pero como la Infalibilidad no se aplica a estas acciones, lo menos que podemos hacer es recordar que para Lutero la misa católica era idolatría: “Cuando la Misa sea
trastornada estoy convencido que
hablemos trastornado con ella todo
el papismo.
Se apoya en la
Misa como sobre una roca, todo entero,
con sus monasterios, obispados, colegios, altares, ministerios y doctrinas, en
una palabra con todo su vientre. Todo ello crujirá necesariamente cuando sea resquebrajada su misa sacrílega y
abominable. Yo declaro que todos los prostíbulos, los homicidios, los hurtos,
los asesinatos, los adulterios, son menos malvados que aquella abominación que es la Misa papista” Y más allá afirma
Lutero: Se ha pretendido hacer de la
Misa un sacrificio, se le quisieron agregar
ofertorios. La Misa no es Sacrificio, no es acción de un santificador.
Vemos en ella simplemente una especie de
sacramento o testamento: llamémosla
bendición o eucaristía o mesa del Señor para que no la ensuciéis con el
título de sacrificio o acción”.
Luego de
la reforma de la Misa Católica, aprobada
en 1969 por Paulo VI. Max Thurian, uno de los seis observadores
protestantes, declaro: “Uno de
los frutos será tal vez que comunidades
no católicas podrán celebrar la Santa Cena
con las mismas oraciones de la
Iglesia Católica. Teológicamente es
posible”. (La Croix, 30- V-1969). ¡El luteranismo esta servido! Ha triunfado la Herejía.
VÍDEO :
Pablo VI y la Abominación de la Desolación | Nueva Misa |
Entremos a una Iglesia católica moderna,
construida y vestida de acuerdo
con el Concilio Vaticano II y la reforma de la Misa y tendremos
la sensación de hallarnos en un templo
protestante. No hay reclinatorios
sino cómodas bancas para rezar o cantar sentados. Los reclinatorios
ahora parecen innecesarios. Nadie hinca sus rodillas ante Dios,
ni siquiera en la elevación, momento supremo del santo sacrificio. La multitud contempla impávida la
hostia y el cáliz. El seglar, muchas veces mujer, que dirige cánticos y rezos corporativos, apenas si
vuelve la cabeza para observar de igual a igual, la Sagrada forma, es decir,
¡El cuerpo de Dios! ¿Cómo explicar esto?
Porque para la nueva Misa, la de 1969, se trata de una asamblea presidida por el Sacerdote o de una ceremonia conmemorativa de la cena del Señor.
Ya no
se habla del Santo sacrificio y no
existe ninguna seguridad de que todos los Sacerdotes de nuevo cuño crean en la transubstanciación.
Si solo se trata de pan y vino, ¿Para
qué arrodillarse? Eso sería, como decía Lutero, idolatría.
El asunto
de la liturgia es, por
consiguiente, esencial. Y el tiroteo
ideológico en el Vaticano se
centra en este objetivo. Pero hay mucho
más en la dolorosa pugna
eclesiástica. Viejos adversarios de la Iglesia católica despachan
diariamente con el Papa. Ya están
en el corazón mismo de la Santa
sede. Según “The Herald of Freedom “,
Zaraphat, N.J., el antiguo secretario
del estado Vaticano. Cardenal
Villot, brazo derecho – o izquierdo- porque fue siniestro, era masón desde el 6 de agosto de 1966. Grave acusación. Y el sucesor nombrado por Juan Pablo II., el cardenal
Agostino Casaroli, fue iniciado en el
rito masónico el 28 de setiembre de
1957. Ambos secretarios fueron los artífices de la ostpolitik, porque los
liberales quieren estar bien con todo el mundo. Con igual filiación Masónica
esa publicación católica menciona a los
cardenales Baggio, Argelini, Macchi,
Gottardi, Marchisano, Suenes, y Poletti, entre otros. Algunos ya han
fallecido. Y también menciona el arzobispo Bugnini, responsable de la
nueva Misa.
Estamos citando el volumen XIII, N* 9, de 26 de agosto de 1977. Por si parte el arzobispo Marcel Lefebvre nos confirmó personalmente, en noviembre de 1982, que la masonería opera
en Roma. En todo caso, los resultados concuerdan con los propósitos de las
sociedades secretas, las cuales no admiten
dogmas.
Así se explica también que en el nuevo código de derecho canónico, lamentablemente promulgado en noviembre último, se suprima la condenación expresa de la masonería, quedando según
comunicado del Arzobispo de Lima, en condición de prohibición
implícita. Así van ganando terreno.
El tradicionalismo mantiene su fe en las enseñanzas de la Iglesia, invariables,
cree en Roma y en el Papa y da su batalla en defensa de la liturgia codificada por San Pío V. Después de todo no
caben neutralismo.
La
disyuntiva es la misma que repetía monseñor Lituma en las páginas de “Punto y Coma”:” ¡O
fieles o traidores!”.
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